Un cuerpo adaptado para el vuelo
Mucho tiempo atrás, los murciélagos fueron considerados parte del grupo de las aves, pero los estudiosos se dieron cuenta de que no comparten con estas las características que las identifican. Los murciélagos no ponen huevos, no poseen plumas y sus crías, mayormente únicas por cada parto, nacen directamente del cuerpo materno.
La anatomía de los murciélagos es notable entre los mamíferos. Sus huesos son muy flexibles, delgados y ligeros para permitir el vuelo y el aprovechamiento de la energía. Necesitan una constitución ligera ya que de otro modo tendrían que tener músculos extremadamente fuertes y aún así gastarían bastante energía.
› Los huesos de sus extremidades traseras no soportan el peso de un murciélago en posición vertical, razón por la que descansan colgados boca abajo.
Algunos de sus huesos son más pequeños que en otros mamíferos. Por ejemplo, el cúbito y el peroné de las extremidades son cortos y delgados y los huesos de las extremidades delanteras se han alargado increíblemente para dar forma a las alas. Su primer dedo, que correspondería al pulgar de una persona, es el más pequeño de los 5 dedos y cuenta con una garra que suele ser usada para retener objetos, para caminar, escalar o para sujetarse sí mismos cuando se posan en algún lugar. Todos los demás dedos carecen de garras, con excepción de algunos frugívoros que poseen una en su segundo dedo.
Las extremidades traseras, curiosamente, se flexionan hacia atrás y hacia afuera, como puedes comprobar mirando un vídeo de murciélagos en una superficie. Dada su fragilidad, los huesos no pueden soportar el peso de un murciélago colocado en posición vertical, y he aquí la razón por la que descansan colgados boca abajo. Los músculos y ligamentos de las patas están dispuestos de tal manera que aun en reposo o hibernación, el murciélago no se separa de la superficie a la que sus garras están asidas. Su andar por el suelo es a menudo torpe, pues no poseen dedos almohadillados que les otorguen un deslizamiento suave.
Los huesos de los dedos están unidos por una delicada membrana llamada patagio, rica en vasos sanguíneos, que da forma a las alas y que se conecta directamente a las patas y a la espalda. Es tan frágil que se rasga con suma facilidad, pero por fortuna una herida en esta parte del cuerpo se restaura con inusitada rapidez gracias a los diminutos vasos sanguíneos. En la región de las patas traseras y la cola, el patagio adquiere el nombre de uropatagio.
El rasgo que sí comparten con las aves es la existencia de una quilla en el esternón, que contribuye a su capacidad de vuelo. Como los dedos no pueden doblarse independientemente uno de otro, cuando la intención es extender las alas estas lo hacen como si fueran un paraguas, con los dedos como soporte. Además de permitir el aleteo en un mismo lugar, las alas son usadas por algunos murciélagos para atrapar insectos: una vez detectada su presa, vuelan directamente hacia ella y la capturan con el uropatagio para después zampársela rápidamente.
Los megamurciélagos tienen un cráneo más alargado que el de los micromurciélagos en vista de su necesidad para detectar el aroma de las frutas.
El cráneo de los quirópteros está unido a la columna vertebral por unas vértebras especiales y así pueden flexionar fácilmente la cabeza incluso hacia atrás. En general, los megamurciélagos tienen un cráneo más alargado que el de los micromurciélagos en vista de su necesidad para detectar el aroma de las frutas. En contraste, los segundos poseen un hocico y una mandíbula inferior más cortos, además de unos ojos más pequeños ya que, pese a usar el sentido de la vista, dependen de la ecolocalización para buscar insectos y otros tipos de presas.
Los dientes de todos son muy afilados; los de los insectívoros tienen bordes puntiagudos para traspasar los normalmente duros cuerpos de algunos insectos, a la vez que los molares de los frugívoros son planos para triturar la pulpa de las frutas. En adición, muchos murciélagos nectarívoros tienen lenguas inusualmente largas ya que deben introducirla hasta la parte inferior de las flores.
¿Has visto sus pieles? Están cubiertas de pelo como en todo mamífero. Esta capa de pelo es densa y más abundante en ciertas partes del cuerpo de algunas especies. A veces, en las alas y la cola también se encuentra pelo. El color más usual es marrón en varias tonalidades, con manchones más claros u oscuros en zonas como las alas y la coronilla de la cabeza. Depende de la especie, claro está. Los colores más raros son los naranjas y los blancos, que tiñen mayormente el cuerpo de los frugívoros.
La diferencia obvia entre los megamurciélagos y los micromurciélagos es el tamaño, pero la naturaleza siempre guarda sorpresas: algunos megamurciélagos son más pequeños que los miembros del suborden Microchiroptera.